Excursión de un día por la costa dálmata de Montenegro
Una de las excursiones más bonitas para hacer desde Dubrovnik es recorrer la costa del país vecino de Montenegro. Y es que a pesar de sus escasas dimensiones, Montenegro cuenta con 300 kilómetros de costa dálmata y pequeños pueblos antiguos llenos de historia y muy bien conservados.
Tras cruzar la frontera (qué poco acostumbrados estamos ya a decir esto cuando viajamos por Europa) y ya en territorio montenegrino, recorremos una sinuosa carretera hasta llegar a Perast, una pequeña localidad enclavada a los pies de una colina en la bahía de Kotor. A medida que te acercas se vuelve real la imagen de postal del campanario de la iglesia de San Jorge y los bonitos edificios y palacetes construidos mayormente en los siglos XVII y XVIII a orillas del Adriático y las montañas con la cima todavía emblanquecida al fondo.
Lo que más llama la atención son las dos pequeñas islas que hay justo enfrente: una natural, Sveti Dorde o Isla de San Jorge, con un monasterio benedictino del siglo XII, y otra artificial que merece la pena visitar, Gospa od Škrpjela o Nuestra Señora de las Rocas, formada a partir de rocas y restos de barcos hundidos que depositaban los marineros y sus familias a lo largo del siglo XV y con un antiguo santuario dedicado a la Virgen de la Roca. La austeridad y sencillez exterior contrasta enormemente con su interior barroco lleno de magníficas obras de orfebrería y con una colección de fantásticas pinturas de un artista barroco local.
Seguimos recorriendo la costa dálmata hasta Kotor, cuya bahía suele etiquetarse como “el fiordo más meridional de Europa” y que en realidad se trata del cauce del río Bokelj que desemboca en el mar Adriático. Kotor, cuyo casco antiguo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una de las ciudades más antiguas y visitadas de Montenegro. Sus murallas de principios de la Edad Media esconden un pasado en manos de turcos, venecianos, eslavos, franceses, austro-húngaros y griegos, pero la influencia veneciana es sin duda la más visible en la arquitectura de sus edificios. Destacan la catedral de San Trifón del siglo XII, con dos torres de distinta altura, la iglesia ortodoxa de San Lucas del siglo XIII y la Torre del Reloj. Los más de 4 kilómetros de murallas se elevan hasta la Fortaleza de San Iván, a 260 metros de altura y con unas magníficas vistas de la ciudad y del falso fiordo.
Terminamos el recorrido por Montenegro en Budva, donde comimos y paseamos antes de regresar a Dubrovnik. Budva también conserva una bonita ciudad vieja de callejuelas estrechas y casas con detalles de estilo veneciano, pero son las playas y la fiesta nocturna las que han convertido esta ciudad en el principal centro de veraneo para el turismo interno. Conocida por los jóvenes montenegrinos como la discoteca más grande al aire libre del mundo, su frente marítimo recuerda, aunque en menor escala, algunas localidades de la costa alicantina, lleno de hoteles, discotecas y restaurantes.
Nosotros hicimos esta excursión con Transrutas, ya que fue gracias al sorteo que hicieron para celebrar sus 50 años como mayoristas de viajes que tuvimos la suerte de ganar un viaje a Dubrovnik. También puedes hacer esta excursión fácilmente por tu cuenta, solamente debes llevar tu DNI o pasaporte en regla y tener en cuenta que a veces el paso fronterizo entre Croacia y Montenegro puede ser lento.