Excursión por las Gargantas del Dades en Marruecos
Más conocidos como “dedos de mono” o “cerebro del Atlas”, los acantilados de Tamlalt son unas curiosas formaciones verticales y redondeadas de arenisca roja. Vistas en la distancia y debido a su disposición agrupada parecen pies esculpidos en la roca y son uno de los grandes atractivos de las gargantas del Dades, en el Alto Atlas marroquí.
Procedentes de Ouarzazate, el trayecto hasta aquí discurre por la carretera de las mil kasbas y el maravilloso oasis de Skoura, mientras que viniendo del desierto de Merzouga, el viajero se encuentra antes con las gargantas y el palmeral de Todra. Sea como sea, la recompensa de llegar a Aït Arbi es incuestionable. Muchos viajeros se contentan con fotografiar el cañón y los “dedos de mono” desde un mirador, pero merece mucho la pena la experiencia de adentrarse y recorrerlo a pie.
Para conocer bien un lugar hay que caminarlo y con la ayuda de Viajes Marrakech pudimos incluir esta pequeña excursión en nuestra ruta. “¿Cuántas horas queréis caminar?” es lo primero que nos pregunta con una sonrisa de oreja a oreja Hussain, un guía bereber local que conoce a la perfección estas montañas en las que siempre ha vivido. “Hasta que se ponga el sol” respondemos. Dicho esto, nos ponemos en marcha.
Descendemos a la orilla del río Dades, caminando junto a los huertos de los vecinos de la zona, y aunque apenas nos cruzamos con nadie, sí que vemos algunos cuencos de barro con restos de tajín. Cruzamos el río en varias ocasiones a través de lo que Hussain llama puentes bereberes, es decir, troncos o piedras colocados a modo de puente natural. Hacia atrás se extiende la garganta de Miguirne, donde se forman pozas donde refrescarse, pero en noviembre a 1.600 metros de altura, aunque luzca el sol, el remojón no es muy apetecible.
Nosotros seguimos hacia delante, paralelos al curso del Dades. Poco después empezamos a subir por las rocas y a ganar altura para admirar las vistas. Las casas de adobe se camuflan con las montañas de tonos amarillentos y rojizos, en contraste con el verde de los huertos y la arboleda junto al cauce del río. Pasamos por algunas kasbas abandonadas y en ruinas. En ocasiones Hussain nos hace esperar para asegurarse de que el camino es practicable. Aquí no hay senderos marcados ni rutas establecidas, el río va cambiando su curso y el de quienes recorren estos parajes.
Hussain contagia su entusiasmo por la naturaleza y la belleza del lugar y no para de bromear en su lenguaje “mix salad”, como él llama a la mezcla de francés, inglés, español y árabe con la que queda claro que cuando hay voluntad de comunicarse los idiomas no son una barrera.
Siguiendo sus pasos, impresiona caminar entre estrechísimas paredes rojizas, por las que en invierno y primavera pasa el río, y sortear a cuatro patas las enormes rocas desprendidas por la erosión y ahora suspendidas en equilibrio. Trepamos nuevamente entre pedruscos y nos encontramos pegados a los “dedos de mono” y frente a un inmenso valle.
A partir de este punto, la ruta es sobre todo llana y cuesta abajo. Pasamos junto a un discretísimo cementerio sin recinto alguno hasta llegar a unas fantásticas y altísimas formaciones rocosas muy diferentes a los “dedos de mono” y con distintas capas de estratos de un mismo tono amarillento. Al detenernos para admirarlas y fotografiarlas de cerca, notamos la presencia de la luna advirtiéndonos sobre la inminente puesta de sol. Aceleramos el paso de regreso al pueblo entre los huertos bereberes, respirando ya el frío nocturno.
Nuestro alojamiento en Aït Oudinar es inmejorable: Chez Pierre es un hotel acogedor que destila encanto al más puro estilo de las kasbas. Pegado a las montañas, con habitaciones espaciosas y cómodas, entramados de madera policromada en el techo, alfombras y cubrecamas tejidos artesanalmente. La cena, exquisita, con una base de ingredientes y productos locales, como el delicioso queso de cabra, pero reinventada y creativa. La mejor opción después de la excursión por las gargantas del Dadès.
Molt i molt interessant, nois!
Coneixem poquet del Marroc, però sempre ho recomanem i volem tornar tard o d’hora. Articles com els vostres són els millors per pensar en una destinació.
Salut i bons viatges!!!
Manel i Cristina
Moltes gràcies! Comentaris com el vostre ens animen moltíssim a seguir escrivint! I ja ho sabeu, propera destinació… Marroc 😉