Volcanes de Sicilia e Islas Eolias
A mediados de abril, formando parte de un grupo de once amigos, hicimos el viaje «Trekking de los Volcanes» de la empresa turística italiana Slowtourist.
Aunque los costos fueron un poco más altos que yendo por nuestra cuenta, siguiendo los acertados consejos de Slowtourist, contratamos a un guía. Este resultó ser un joven bien dispuesto y competente gracias al cual pudimos llevar a cabo todo el programa sin problemas. A parte de la valiosa información que nos fue proporcionando, supo escoger también la mejor opción de transporte para cada ocasión, ya que tuvimos que utilizar cuatro embarcaciones para trasladarnos entre las islas y tres minibuses privados para ir de un punto a otro.
El viaje se inició y acabó en Catania, en la isla de Sicilia, pero de ésta pasamos enseguida a la de Vulcano para subir a su cráter de rocas amarillentas entre las que emanaban grandes nubes de gases sulfurosos. Luego nos bañamos en una bahía de aguas calentadas por fuentes termales submarinas. Al atardecer navegamos a Lipari, la mayor isla del archipiélago, donde al día siguiente hicimos una excursión hasta un acantilado donde se ofrecían unas vistas fantásticas de la vecina Vulcano. A la mañana siguiente, continuando el mar en calma absoluta y con sol radiante, nos trasladamos en una pequeña embarcación descubierta a la isla siempre humeante del volcán Estrómboli, de perfecta forma cónica. De camino, nos detuvimos un par de horas en la isla Panarea para visitar un poblado prehistórico.
Llegamos a la isla de Estrómboli por la tarde y nos aprestamos enseguida a subir hasta la mitad de su ladera, a 400m, para admirar el inmenso río de lava que baja desde la cumbre hasta el mar. Alcanzamos ese mirador al anochecer y presenciamos, sobrecogidos, la erupción sincopada del volcán 400 metros más arriba. Desde allí, grandes rocas incandescentes se precipitaban por la fuerte pendiente, en una loca y humeante carrera de mil metros, hasta zambullirse con estrépito en el mar. Sin darnos cuenta, embebidos en el espectáculo, se nos hizo de noche. Alumbrándonos con linternas iniciamos el camino de regreso y, casi al llegar a la base del volcán, paramos en un restaurante para cenar al aire libre y casi a oscuras, sólo iluminados por unas velas. No recuerdo haber disfrutado antes una cena tan exótica: una deliciosa pizza (naturalmente, escogimos la «Vulcano») regada con la cerveza local «Messina» y contemplando, entre exclamaciones de sorpresa y admiración, la sensacional pirotecnia con que nos entretenía el volcán 700 metros más arriba.
Pero esto no fue nada en comparación con el espectáculo que se nos ofreció al día siguiente, cuando por la tarde subimos hasta la cumbre del Estrómboli. Fue una ascensión bastante dura, de 935m en fuerte pendiente, pero valió realmente la pena: al llegar arriba, cuando el sol se ocultaba ya detrás del mar, constatamos que el volcán, en nuestro honor, había entrado en erupción continua, y tuvimos la suerte de poder presenciar desde el borde de su cráter los impresionantes surtidores de lava que ininterrumpidamente surgían de la caldera unos 300m más abajo y que se elevaban otros 300m por encima de nuestras cabezas. Gracias a ser el último grupo del día, pudimos contemplar largamente aquel inaudito espectáculo mientras se hizo completamente de noche. Luego, iluminados con luces frontales y protegidos contra el polvo con mascarillas, nos deslizamos en divertido descenso por otra ladera cubierta de suave arena volcánica, llegando así, rápida y cómodamente, a nuestro hotel al borde del mar.
Por la mañana, esta vez en una embarcación rápida tipo hydrofoil, regresamos a Sicilia, donde nos trasladamos a un hotel situado en la ladera del Etna, a 1900m de altura. Tuvimos ánimos aún para hacer una salida nocturna y contemplar el río de lava que lentamente bajaba desde los 3350m. Al día siguiente teníamos planeado ascender hasta cerca del cráter, pero debido a la intensa actividad que presentaba el volcán aquellos días, la policía no nos permitió pasar de los 2800m. Fue suficiente: desde aquella altura ya impresionaban suficientemente las fuertes explosiones y altos hongos de humo negro que se producían en la cumbre.
En resumen, paisajes insólitos, gente amable, volcanes activos y buena oferta a un precio razonable. Si a todo ello añadimos la suerte que tuvimos de contar con buena compañía y un tiempo excelente, sólo queda añadir un adjetivo a este viaje: inolvidable.
Hola! El proper setembre m’agradaria fer un viatge pels volcans de Sicília i illes Eòlies. La idea és anar a Catània i des d’alà començar la ruta. Coneixeu alguna empresa o guia amb qui fer la ruta? O potser per a alguna part no cal anar-hi amb guia?
Gràcies!
eli
Hola, Eli!
Aquest article el va escriure un col·laborador del nostre blog, en Josep Miralles, que va fer el trekking que descriu amb una agència italiana anomenada Slowtourist, que pel que sembla ja no disposa del web que tenia en el seu moment. Li consultarem si té algun altre contacte d’aquesta empresa i te’l farem arribar. Nosaltres no en coneixem perquè no hi hem estat, però sí sabem d’altra gent que hi ha anat pel seu compte.
Ens sap greu no poder-te ajudar més.
Que vagi molt bé el viatge!
Gràcies pels comentaris! Ja veiem que és un viatge molt recomanat i que deixa molt bons records! Una bona opció per als amants del senderisme que estiguin pensant on anar durant les vacances, que ja s’acosten.
Un artículo muy bueno. Nosotros conocemos Sicilia y Vulcano, pero no hemos tenido la suerte de verlos todos en plena actividad. Realmente es un viaje que vale la pena para todo amante de la naturaleza en estado puro.
Después de leer esto y ver las fotografias tengo ganas de volver y de paso visitar la espectacular Strómboli.
Un saludo
José Antonio
Quins records amb aquesta entrada! Nosaltres vam estar a l’Etna i a les Eòlies al 2005. És una experiència brutal que recomanem a tothom. És un viatge que no és car i que és a aquí al costat i et recompensa amb unes experiències increïbles!
Bones fotografies!